La forma más fácil de prevenir problemas de próstata
Las enfermedades prostáticas suelen tener una elevada posibilidad de curación, siempre que se detecten en una fase temprana.
En la actualidad no están claras las causas exactas del cáncer de próstata, pese a ser el cáncer más común en varones españoles[1]. Existen muchos factores de riesgo que no pueden ser controlados, como la edad o el historial familiar. Estos factores no permiten señalar con contundencia un método concreto para prevenir la enfermedad, pero es posible seguir unos cuantos consejos para ayudarnos a evitar problemas de próstata, incluyendo el cáncer.
Una dieta adecuada
Una buena alimentación es la clave para evitar muchas dolencias y no solo aquellas relacionadas con la próstata. La dieta es un posible factor de riesgo sencillo de modificar. En general, el riesgo de padecer cáncer de próstata disminuye con una dieta baja en grasas (especialmente grasa animal) y rica en verduras, frutas y cereales.
Algunos de los alimentos indicados en el Código Europeo Contra el Cáncer[2] son:
Frutas y verduras: todas aquellas ricas en antioxidantes, como la calabaza, la soja, la coliflor, las uvas y el repollo. Especial mención merecen los alimentos ricos en licopenos: el tomate (crudo, cocinado o elaborado en salsas o kétchup), los cítricos y la sandía[3]. La principal propiedad de estos alimentos ayuda a evitar mutaciones en el ADN, previniendo el cáncer de próstata. Otro gran aliado es el té verde, cuyas sustancias (catequinas) tienen un efecto antitumoral en la prevención del cáncer de próstata.
Consumir pescado con regularidad: en especial aquellos pescados que contienen más ácidos grasos omega 3, como el salmón o la caballa. Además, los ácidos omega-3 están asociados a una reducción en el riesgo de enfermedad cardiaca.
Los alimentos que debemos limitar en nuestras dietas:
Evitar alimentos con un alto contenido en grasas polisaturadas, además de: disminuir el consumo de hidratos de carbono y alimentos ricos en almidón como las golosinas o productos de bollería. Es recomendable moderar el consumo de carne roja, especialmente la procesada.
Precaución con los suplementos vitamínicos: según las últimas investigaciones, el consumo reiterado de estos complementos puede aumentar el riesgo. Hay que ser cautos a la hora de incluir estos complementos en la dieta y siempre por prescripción médica.
Ejercicio físico
La vida sedentaria conlleva una serie de factores negativos que no solo afectan a las enfermedades de próstata. Numerosos estudios indican que los hombres que llevan a cabo una actividad física regular tienen ligeramente un menor riesgo de cáncer de próstata. Es esencial incluir el ejercicio físico en nuestra actividad diaria: olvidarse del coche y caminar al trabajo, coger la bicicleta…
Para la mayor parte de los adultos no es necesario realizar un chequeo médico antes de comenzar a realizar actividad física regular. No obstante, es aconsejable acudir a consulta a partir de los 50 años en caso de padecer enfermedades crónicas como diabetes, obesidad, osteoporosis, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
Actividad sexual frecuente
Hay una menor incidencia del cáncer próstata en aquellos varones que tienen una función sexual adecuada y frecuente, evitando infecciones del tracto urinario y enfermedades de transmisión sexual. La eyaculación limpia los compuestos causantes de cáncer que pueden acumularse en la glándula.
Otra de las vías para prevenir las dolencias relacionadas con la próstata es desarrollar hábitos miccionales correctos, es decir, sin prolongar innecesariamente el tiempo entre una micción y otra.
Prevención y revisiones periódicas de la próstata
A diferencia de otros tipos de cáncer, el de próstata se caracteriza por evolucionar de forma muy lenta, por lo que el tiempo juega a nuestro favor a la hora de detectar la enfermedad en estado precoz.
A partir de los 45 años de edad, es recomendable realizar un control médico cada año o año y medio, aunque el control puede ser más estricto sí hay factores de riesgo familiar en padres o hermanos. El tacto rectal es el método más habitual, debido a que la glándula prostática se localiza justamente delante del recto, con el tacto rectal se puede apreciar si hay nódulos o áreas de consistencia dura (leñosa) en la próstata que indican a menudo que existe un cáncer.
Además, en caso de detectar cualquiera de los síntomas característicos: cambios miccionales, dificultad al orinar, síntomas irritativos, fiebre o retención urinaria, es recomendable acudir a la consulta para poder valorarlo.
[1] Fuente: Internacional Agency For Research on Cancer http://goo.gl/AEuq5F
[2] European Code Against Cancer http://goo.gl/8XlRG9
[3] A prospective study of tomato products, lycopene, and prostate cancer risk. Giovannucci E1, Rimm EB, Liu Y, Stampfer MJ, Willett WC. http://goo.gl/cNvobs